Bésame, pues con el gustillo de tus labios endulzas mi pluma.
Ámame con amor libre y misterioso;
y permanece conmigo
como en el Edén.
“Carne de mi carne, hueso de mis huesos”;
tan desnuda y tan hermosa,
entre mis brazos, junto a mi pecho.
Y así confundirte para siempre con mis versos,
que sean ellos de ti, que gusten a ti.
Y contemplar tus ojos de luna,
tus besos de miel;
tus llegadas repentinas,
y el quieto aroma que libera tu piel.