Bendita la santa gotera en la cocina, que revienta el tan celestial silencio con la fuerza de velocidad que el espacio entre el caño y el aluminio le permite. Produce un sonido tan hondo y tan constante que por más que trato de olvidarlo se me interpone, cual intruso, entre el pensamiento, la escritura o la lectura; tanto así, que me vuelvo todo a ella hasta odiarla y querer arrancarla para siempre. Tal parece que la cosa es un asunto personal; porque a nadie más en la casa le incomoda, sino a mí, que con tanta celosía intento ejercer mi tan solitario y silencioso oficio; mi tan amada vocación. Pero me cuesta mucho ponerme de pie, caminar hasta la llave y girarla con no menos fuerza de la que se necesita para destapar el jarro de café; que pensándolo bien, ya me están dando ánimos de volver a respirar ese tan calmado aroma. So, de una vez, de camino a la cafetera le pongo fin a la gotera.
A duelo con la gotera
Publicado por Jonathan Vizcarrondo
Hola, mi nombre es Jonathan Vizcarrondo. Soy un introvertido que suele sacar a pasear las emociones cuando escribe. Me gusta leer, pensar y escribir (cosas que se hacen en solitario). Disfruto los momentos de silencio (interrumpidos por algo de música instrumental). También soy padre de dos pequeñas hermosas, y disfruto mucho aprendiendo de la creatividad de ambas. Ver todas las entradas de Jonathan Vizcarrondo
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