Me extravío, ya ves, en tu mirada.
Son tus ojitos caramelo,
nada extraordinarios;
en su color, al menos
o en su fachada,
pero perdida tornas mi mirada.
Porque intento descifrar
entre un parpadeo y el otro,
el misterio que encierran tus ojos.
Hasta que me cuentes al hablar…
Pero entonces miraré tus labios
y pasaré a estar perdido
entre tus ojitos caramelo
que no me dicen nada,
y tus labios que se mueven
descifrando tu mirada.