¡Pero qué breve es la vida!
Se descompone el cuerpo
como alimento que expira.
¡Ay de aquel que no se renueva
en su corazón
volviendo a ser tierno como un niño!
Se le escapa la calidez de un abrazo,
la libertad del perdón,
el goce de ser agradecido;
la alegría de tararear melodías
aunque parezca no tener sentido.
